Es curioso como asociamos tantos momentos solitarios a otros compartidos. Sensaciones que recuerdan a otras vividas y que (momentaneamente) tocan esa fibra sensible que hay en el cerebro y deseas cosas en las que igual no habias pensado en años. Solo porque el cerebro relaciona.
Son las 12 de la mañana y no usas el despertador. La persiana está entreabierta y la luz entra por las rendijas reflejando en la pared, lo que ha hecho que te despiertes de una forma dulce. La mañana es diferente. Remoloneas entre la sábanas intentando huir del sol y esperando lo que sabes que no va a pasar: una caricia que hubo alguna vez y que casi habias olvidado pero que, sin razon alguna, ha vuelto a tu cabeza. Cuando consigues desperezarte te das una ducha y vuelves, dejando un reguero de agua por el pasillo, a tirarte en la cama mientras enciendes la radio o pones un disco. Vuelves a recordar con los ojos medio cerrados.
Ha sido un recuerdo dulce en una mañana de sol y aunque no necesitas que se repita ni deseas que sea cierto , te ha gustado recordarlo.
"Hay rincones de nosotros que hemos amueblado para invitados que no van a venir" (AKA)
CUM LAUDE ZOTE : CARLOS MOZÓN
Hace 2 semanas.
1 comentario:
Ole! Ole! y Ole! me ha encantado!!!! eres como un arcoiris de sensaciones,little.
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