Tamara de Lempicka

martes, diciembre 25, 2007

porques y paras

Por suerte para algunos y desgracia para otras llega de nuevo la Navidad.
Es casi obligatorio hacer memoria y plantearse propósitos para el año nuevo. ¿Por qué? Nadie lo sabe, pero todos lo hacemos.

2007
Porque este año he decidido, y creo que bien.
Porque a mi alrededor hay gente con quien compartir el camino.
Por COLMENA.
Porque he dejado de fumar.
Por mis abuelas.
Por los mejores momentos de un viaje familiar a Londres.
Porque tenemos casa en Torrecilla.
Por lo que he aprendido siendo periodista.
Por el cabaret.
Porque me han 'obligado' a cantar.
Por las clases de tetro.
Por el turrón de chocolate(este lo repito de año en año)
Por un avión de papel.
Por los proyectos que han empezado.
Porque me he atrevido.
Porque he querido.
Por quienes he conocido.
Por la sinceridad.
Por los que siempre están ahí.
Por el teatro.
2008

Para seguir trabajando.
Para seguir compartiendo.
Para querer aún más.Para encontrar nuestro piso pronto.
Para no olvidar los reencuentros y que sean antes.
Para disfrutar de las sorpresas.
Para dejarse llevar.
Para seguir superandonos.
Para que sigamos aprendiendo
Para que nos sigan enseñando.
Para los que van a venir.
Para seguir diciendo lo que llevamos dentro.

FELICES FIESTAS
TAMY, ¡salud y teatro!

domingo, diciembre 09, 2007

sweet kuss d´amour


Cuando se sentó delante del espejo vió de nuevo a la misma niña que hace unos años le robaba a su madre el pintalabios del tocador.

Mientras se quita los restos de maquillaje, pensaba en donde se encontraba y recordaba lo que le pasó un año atras, un mes atras, un día atras, una noche atras cuando, aun en sueños, se encontraba entre los brazos de quien, en tan solo unos días, había pasado a ser un confidente. Solo fue un sueño. Recordaba también su sensación al abrir los ojos. Nada de eso había pasado, los brazos no eran de esa cara con la que soñaba. Eran de alguien que, por primera vez en mucho tiempo, no le pedía lo que normalmente querían los brazos que en los que se refugiaba. La costumbre en su vida era esconderse en el pecho de quien estuviera a su lado, sin preocuparse en exceso de lo que podía pasar a la mañana siguiente.
Esa noche la casualidad hizo que los planes pre establecidos no funcionaran y acabo, o empezó, la noche en un sofa, acurrucada recibiendo una llamada inesperada y compartiendo, poco despues, una botella de moet chandon escuchando Edith Piaff. La conversación empezó con los corazones en esquinas contrarias y poco a poco, se fueron acercando. El final, bañado en alcohol y palabras, no fueon mas que dos amagos de caricia debajo de una manta. Igual ella por eso lo había creído especial. La ilusión por el amor había desaparecido de su vida. Creía en el compañerismo a largo plazo, nada más y de pronto, los dos besos de la despedida fueon dos dagas en su estómago.

Y mientras seguía mirandose al espejo, vio que las dagas habían dejado marca. Entonces recordó todas aquellas veces en las que fue incapaz de olvidar el dolor, ese dolor contra el que ahora tenía una barrera que no se quería quitar. Tenía miedo a que el dolor nunca acabara y prefirió volver. Volvió a maquillarse, a ponerse la máscara noctura y salió a buscar algo para olvidar las caricias, la conversación, la mirada, las preguntas acerca del amor que se lanzaron sin reparos.

En este caso fue una botella de whisky, ahora no se merecía beber Chandon.