Tamara de Lempicka

viernes, noviembre 04, 2005

El arte de cocinar



Le gustaba relajarse entre fogones. Bueno, así lo veía ella, porque en estos tiempos los fogones se reducen a las vitrocerámicas o cocinas de gas, y desaparece la forma de cocinar que casi todas nuestras abuelas practicaban en los pueblos, con lo justo, lo básico y para muhca gente.
Aun así su caso era distinto, su abuela y su madre eran expertas cocineras, por afición y ambas mujeres trabajadoras, como ella. Los genes transmitian, ademas de la capacidad de mezclar sabores en la cabeza y transimitirlos a los platos, una herencia que porvenía de Armenia, pasando por Egipto, Suiza, Francia y finalmente España.
Cada vez que podia escaparse de su mundo de presión y agitación diaria huía a su pequeña cocina y probaba aquello que una vez tomó, escuchó, vió... para quienes quisieran disfrutar de ese arte, que ella consideraba solo "algo más".
Recordaba un libro que marco su infancia, "Como agua para chocolate" donde la cocina cambia y provocaba estados de ánimo y quería cocinar así.
Ese dia era 10, alguno más vendría de improviso.
Pastel de calabacín, ensalada de berros, piñones y bacon, crepes de queso, arroz pilaff, parrillada de verduras, gelatina con frutas naturales, y aperitivos de salmón, tartaletas de cangrejo, cremas de varios sabores... aquello que se le iba ocurriendo... solomillos a la mostaza y miel o pollo a la cerveza, aun dudaba...
La noche llego, el silencio inundó la casa. Paladeaban cada sabor, todo regado con un Rioja Gran Reserva.
Ella miraba, apreciaba el silencio, las miradas entre ellos, pero no comía. Ese fue el problema, le gustaba cocina, pero no comia, nunca comia. Cuanto más gustaban sus platos, cuanto más los elaboraba , menos comía, se saciaba solo viendo las sartenes...
Siguió cocinando, cada vez producia más silencio más asombro entres sus comesales y ,aunque no se daba cuenta, eso le estaba carcomiendo por dentro.
Se dió a los demas sin pensar en ella, ni un segundo... nunca se curó.

7 comentarios:

Zifnab dijo...

La buena noticia es que no existe nunca. La mala noticia es que no existe siempre. La generosidad sin límites es lo que tiene, que tedeja sin tí. Siempre hay secretos que portáis las mujeres que nosotros nunca sabremos. Y no hay nada mejor que las midas hechas con gusto.

Todos mensajes escuetos sin relación ninguna. pero la comida el sueño y el stress pueden conmigo. Se feliz Blanche sean quien sea quien cocine y cuidate, o te cuidamos.

Isthar dijo...

Es triste imaginar que dar tanto puede llegar a dejarte sin nada para ti.

Y lo que más me pesa es imaginar que los demás, seguramente nunca se dieron cuenta de que se iba consumiendo delante de ellos...

Bito dijo...

Buena metáfora la tuya, además de ser cierto que eso suele ocurrirle al cocinero. Después de todo el día preparando platos se suele perder el apetito.
Pero yendo más allá creo, que en cuanto se perdiese del todo a si misma, sus platos comenzarían a perder calidad. Si pensamos en los demás y no en nosotros llegará un momento, que ni esos pensamientos, sean ya buenos o útiles.

En fin.

Alea jacta est dijo...

Jo con lo que a mí me gusta cocinar, jeje. Pero estoy con isthar es triste darlo todo y guardarte un poquito para tí.

besos!!!

Anónimo dijo...

Ojalá alguien le huboera avisado a tiempo... una pena.

Buttercup dijo...

Hay personas que son así, dan, dan, dan... a veces nos olvidamos de que también tienen derecho a recibir.

Anónimo dijo...

Es lo malo de ser siempre el cocinero... que hay veces que los demás no se dan cuenta que también te gusta que cocinen para tí.

No soy mu buena cocinera, pero si algún día necesitas algún plato... cuenta conmigo ;)
Besos