Tamara de Lempicka

domingo, agosto 06, 2006

Reencuentros viajeros

La ciudad prometía diversión y disfute desde el primer momento. El viaje habia sido un poco precipitado pero asi le gustaban a ella las cosas. Solían salirle bien.
La compañía tambien iba a ser perfecta, era perfecta. Se conocian de toda la vida y ese viaje les iba a unir un poco más.
Él era divertido, amaba el arte y llevaba un año en la ciudad estudiando alemán. Ella siempre sonreía y tenía muchas ganas de verle de nuevo.
Ya desde el reencuentro algo distinto pasó entre ellos. Los primeros dias estuvieron llenos de paseos, arte, música y parques. Pero una de las noches en que aparecieron por casualidad en un concierto en un bar habitual, sin saber muy bien porque Berlin les hizo suyos.
La vuelta a casa no hablaban, me metieron las manos en los bolsillos y pensaron, sin saberlo, en que esa persona que tenían al lado no era la misma de la que se despidieron un año antes.
Sin haber cambiado por completo algo nuevo existia.
Un aroma de atracción hizo que segun abrieran la puerta de la pequeña casa compartida, vacía ese fin de semana, su ropa volase y se perdiese en los rincones del apartamento para dejar paso a los instintos y a la pasión más pura y a que cayera el muro que les habia separado todo ese tiempo.
Las caras cambiaron, las manos se entrelazaron y el sudor elimino todo lo que esa noche sobraba. A las 5 de la mañana volvieron a ser conscientes. Se miraron , se abrazaron y se dieron un beso de despedida y el muro volvió a crecer.
(a una ciudad inspiradora)

7 comentarios:

Juanjo dijo...

Es verdad, algunos muros son como algunas plantas, cuando crees haberlos arrancado, crecen con más fuerza. La comparación entre The Wall y las relaciones me ha parecido sublime. Besos.

Raist dijo...

A veces las cosas cambian y ya nunca son lo que fueron, por mucho que lo deseemos o intentemos hacer como que no cambiaron.

Anónimo dijo...

Como de costumbre metiendote en lios, si es que... aunque me alegra ver que de este saliste airos, como siempre tambien.

No dejes crecer demasiado los muros y recuerda que a la hora de los lios yo soy todo un experto.

Zifnab dijo...

Quiero ir a esa ciudad por cierto.

Estas cosas pasan

Se feliz

Zebedeo dijo...

Es una pena que los ladrillos del silencio cementados con el tiempo hagan crecer ese tipo de muros.

Aunque bueno algunos hacemos muros con los dientes, el otro día me dejé incrustados algunos en el muro de la casa de un amigo para que me recuerde siempre. Para que vean que soy un buen amigo dejé parte de mí en su casa. :)

Anónimo dijo...

como siempre casi me dejas sin palabras... casi siempre la evolucion es algo bueno.

Un besazo :D

Anónimo dijo...

Siempre que te leo consigues conmoverme cariño, no entiendo como se puede escribir con tanto corazón. Ainsss, pero que ganas tengo de verte y darte un abrazo!!!

Muchos besos desde el fondo del océano