Tamara de Lempicka

miércoles, agosto 17, 2005

tic tac

Ese era lo único que podia escuchar dentro de su pequeña cabeza. Tic tac, tic tac, una y otra vez, sin parar.
Pasaban las horas y la soledad de la habitación le producia una especia de claustrofobia, aun sabiendo que la puerta estaba abierta y podia ir y venir a su antojo, pero no era capaz.
Un día más ahí dentro y el minúsculo mundo que poco antes se habia decidido a crear en el lugar de su vida, ya se habia desmoronado.
Dos dias antes necesitaba eso, esa soledad, ese único sonido de un reloj como forma de romper el silencio que creia básico en ese momento de su vida. Dedicarse a uno mismo.
Pero no, no era eso. En muy poco tiempo pensó que se habia redescubierto pero lo que habia hecho en realidad no era darse cuenta de aquello que queria, sino de lo que no quería , de que el vacío era eso de lo que huia, independientemente de la soledad.
Tic tac. El reloj seguia sonando mientras mataba el tiempo con pequeñas cosas para los demas.
Vacio, no quería ese vacio.
Acabó quitando la pila al reloj.
Es mas fácil intentar convencerse de lo que uno quiere que afrontar la idea de que lo que tienes no es lo que querías.

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