Tamara de Lempicka

miércoles, marzo 29, 2006

Las aguas del subsuelo



Por primera vez se tomo tiempo para él y decidió ser sólo para él.
Entró al lugar que tan bien conocia de oidas, coguió su toallas se puso el traje de baño, se descalzó y bajó las escaleras que parecáin conducir al inframundo.
Al abrir la pesada puerta de madera un vapor ligero le humedeció la cara.
Recorió todos los rincopnes del subsuelo en una mañana vacia en el centro de un Madrid dorado por la decoración y el paso de los años. El agua alcanzaba a sus rodillas y el silencio y la soledad de la hora y media que aun tenía para él le hacía flotar.
Desde lo más templado de la sala , junto a la fuente de té, observó que no estaba solo, que alguien había llegado antes que él y tras 10 minutos con la cabeza apoyada en la piedra negra que les separaba , se estiró a para intentar divisar a quien se dedicaba tambien a él mismo en la misma mañana de su elección.
Divisó movimiento en uno de los pocos angulos al que no se accedia con la vista desde cualquier punto del Hammam y al asomarse vio una espalda perfectamente dibujada bajo un bikini negro y una mata de pelo recogida con una pinza. Ella se giró y él no pudo evitar quedarse con la boca abierta. Ella también sonrió.
- UNO!!! quien tine el masaje número uno?
Era el suyo, habia pagado por ese servicio pero no queria ir. Quería observar a esa muchacha que parecia sacada de un cuento de las mil y una noches.
Pasaron 15 minutos y volvio a los baños.
-No puede pasar, antes duchése. Los aceites...
_Sí, sí, perdon_ decía mientras luchaba consigo mismo para entrar a buscarla.
No estaba en la de agua fria, ni la caliente , nui la templada ni junto a la fuente de té.
Decidió marcharse , ya habia tenido demasiado relax inexistente por una mañana. Cogió de nuevo su toalla pero cuando salía una mano, le agarro para arrastrarle al baño turco y cerrar tras él la puerta.
No veía nada, demasiado vapor, demasiado calor. Cuando sus ojos se medio acortumbraron a esa situación ya estaba tumbado en el banco de marmol con la mujer mas bella que nunca imagino sentada sobre él.
El calor era insoportable y, sin saber muy bien como, su cabeza no pensó y dejo libre a su imaginación y a sus impulsos.
Cuando se volvío a abrir la puerta del baño, porque la sesion habia terminado, no sabia muy bien cuanto llevaba ahí dentro.
-Ya ledije que máximo 8 minutos en el vapor- dijo el hombre que antes le impedia entrar sin ducharse- estos jóvenes...
No pudo mirar atras, no la vio más, solo supo que esa mañana fue suya.

10 comentarios:

Zifnab dijo...

La hostia de sugerente.... tanto que a lo mejor la plagio aunque solo sea desde lejos y me monto mi propia historia. Pero le cederé todos los derechos de autor y a mi alma si es necesario :-D

Son los baños de atocha???. Porque les tengo muchas ganas y a lo mejor me ha dado la excusa...

El vapor y el humo y las pieles resbalosas

Se feliz

Hija de la Locura dijo...

si, muy sugerente, estoy de acuerdo con zifnab...mmm...me encantan los baños turcos, claro!soy de melilla..jejeji.

deberiamos dedicar mas tiempo a nosotros mismos...muy buen post, si señor!

Enrique Gallud Jardiel dijo...

Muy sensual y connotativo. Muy bien. Hubiera querido que fuera más largo.

Anónimo dijo...

muy sugerente... nunca he probado un baño turco pero me has hecho que me lo piense.

besitos

Bito dijo...

Yo he estado en esos baños, pagué por el servicio, tuve el masaje y a mí no me apareció ninguna hermosa mujer... ¿por qué? ¿acaso el tipo de tu historia era VIP? qué injusto es el mundo.

Alvaro Bode dijo...

Jooo!! Y por aquí no hay ninguno que yo sepa...

Enfin, habrá que buscarse la vida e ir a algun baño de esos, tal vez la señorita de bikini negro se deje ver por allí ;)

Un besin!!

Cazadora de almas dijo...

Maravilloso!

Besitos!

Polkium dijo...

¿Autobiográfica? ;)

Anónimo dijo...

Muy buena. Sigue imaginando en lugares como esos.

Zebedeo dijo...

Una habitación aprisionando el denso humo de una niebla creada por manos humanas, el sonido del gorjeo del agua fluyendo por la venas de la sala del hamman y por si fuera poco todo ello aderezado con una hermosa mujer con la que pasar mil y una noches.
Ya sé porque la envidia es un pecado capital.