
Cuando tomaba decisiones, intentaba sentenciar, dar por sentado que tenía razón. Era metafórica y poética, como si sus frases se fueran a publicar en un libro entre frases de Séneca, de Platón, sin darse cuenta que muchas veces su coeficiente intelectual se asemejaba al de una ameba. Otras veces acertaba, incluso algunas personas pensabas con lo que ella decía. eso merecía la pena. "Si ese día que amanece en el más oscuro de los grises, miras hacia el cielo, seguro que encuentras una nube estúpida que se esconde tras otra y deja pasar un rayito de luz. Pues ese rayo también quema" Ni ella sabía de que coño estaba hablando.
Un día se levanto con la cabeza en blanco. No tenía nada dentro, solo aire, vacío. Qué miedo¿no? el vacío. Un vacío que creía que tenia que llenar. Con urgencia.
Cómo corría cuando bajo a la calle con unos vaqueros, una camiseta y una manta de patchwork que cubría sus hombros. Era como los días grises de sus frases, donde la gente anda sin mirar a su alrededor, pero ella no lo notaba . Corría sin rumbo fijo, tropezaba, caía , incluso se hacía daño, pero no sabía que era el dolor.
En una de las caídas decidió no levantar. Sin razón, solo lo decidió. Era como siempre. Ella creía que era lo acertado, se convencía de ello, pero no convencía a los demás. La levantaron mientras dormía, cubierta de el manto gris del cielo que se había mezclado con su manta. Eran las manos de siempre, las que están ahí, aunque no quieras, si las buscas, si no, si quieres, si odias, están, poblaban sus frases. Y cuando aún recordaba, no quería que siguiesen allí.