Tamara de Lempicka

lunes, septiembre 24, 2007

vivir a golpes


Para poder aprender que la vida asusta y que los cambios pueden esconderse detras de cualquier puerta.
Si no fuera así, al menos en mi caso , mis decisiones no hubieran merecido tanto la pena.
Asi estoy, luchando con ex-sentimientos y pre-coflictos antes de que lleguen. Siempre he ido por delante de lo que vaya a pasar, cosa que hace que me precipite y me pegue unas hostias espectaculares.
Asi que estoy haciendo maletas: dos dias huyendo de la realidad habitual del resto de los humanos y unas cuantas cajas para mudar mi propia realidad diaria a un barrio centrico con buena compañía que puede ser un estallido de placer o de dolores momentarios.
En todos mis equipaje he metido agua oxigenada, tiritas y un spray nuevo que ha salido , apósito líquido que pica como no os podeis imaginar.
Pero seguro que pase lo que pase , alguien me ayudará a ponerme el betadine y esas cosas.
para empezar ya tengo un trozo de carne menos en la palma de mi mano.
Donde se habrá quedado. Creo que fue una puerta, igual esa no debería haberla cerrado tan fuertemente, lo que pasa es que lo que vi fuera me asustó.
En fin, que siempre que los susto provoquen caidas en blando, me arriesgo al golpe.
Igual incluso alguien, me da la mano y me salva del mismo.

miércoles, septiembre 05, 2007

decisiones



Era pequeña pero encerraba mucha fuerza que salía, nada más conocerla, por su mirada. Esa noche se había sentado frente a él, una vez más, pero en esta ocasión se había propuesto decirle todo lo que pensaba. Lo había intentado más de 100 veces pero nunca fue capaz de contarle toda la verdad.


Llevaban más de 3 años viviendo juntos y nunca le había dicho lo que pasó realmente la noche de su fiesta de cumpleaños de hacía año y medio. Nunca lo creyó importante pero una noche su cabeza decidió que era el momento, que su relación era lo suficientemente sólida como para decirle eso y mucho más. El miedo que tenía a perder lo que había entre ellos le hacía dar vueltas y más vueltas en su cabeza.


Las últimas semanas habían sido perfectas para ella: Había redescubierto el amor juvenil, sentía los mismo que cuando tenía 15 años, había encontrado un trabajo que le apasionaba, y entre ellos... nunca había habido una confianza tan plena cargada de complicidad y mensajes ocultos.


Sabían más el uno de él otro que ellos de sí mismos. Por eso era el momento de hablar.




Le esperó sentada en el sofá, abrió una botella de vino, y se sentó con un pie sobre el cojín mientras con el otro no paraba de dar golpecitos a la mesa. Se mordía las uñas, llegaba mas tarde de lo habitual, el reloj pasaba de las 11 de la noche.

Cuando llegó lanzó el maletín a una esquina y se lanzó sobre el sofá poniendo los pies sobre las rodillas de ella y mirándo el vino con ojos de deseo. Ella le sirvió una copa.

- Hola cielo, como ha ido el día?
-Pues llevo todo el día en casa, tirada. y tu?
-No puedo más. ¿En que momento decidí que quería ser un adicto al trabajo?
Los dos ríeron
-Estas rara. ¿Pasa algo?
-Que pregunta más rara para que sea dicha por un tio.
-Jaja, que graciosa. Sabes que no soy un "tio" como los demas al menos para tí.
-No, menos mal.
-Bien,¿ y qué es?
-Pues tengo que contarte algo.
-Dime dime dime, es ese chico con el que te has reencontrado? el del instituto?
-Que no... no seas adelantes acontecimientos. A ver, te acuerdas el día de tu cumpleaños, el de los 26...
- Sí claro, que fiestón... aun me acuerdo del..
Sonó el teléfono
- Espera. Si?
Ella apuró lo que quedaba en la copa. A él se le cambió el gesto. Los ojos se le empañaron. Colgó el teléfono y se quedó mirando fijamente a la pared. Se derrumbó sobre ella. Aunque se esperen las cosas no dejan de doler.La historia que tanto le había obsesionado no merecía tanto la pena. Para que tantos problema. mejor que se dejara pasar.